Tres investigadores de la Universidad Andina Simón Bolívar en Quito, Ecuador, publicaron los resultados de un estudio de monitoreo de 6 meses de la comunidad El Zarza cerca al proyecto de la mina Fruta del Norte de Lundin Gold, actualmente en construcción.
El estudio “Fruta del Norte: La manzana de la Discordia” fue publicado por María Fernanda Solíz Torres, Milena Alía Yépez Fuentes y William Sacher Freslon en español en julio de 2018, pero un resumen en inglés es ahora disponible, llamado "El significado de la memoria y el monitoreo: resistencias del Valle de las Luciérnagas." Los hallazgos de los autores son alarmantes.
El proyecto Fruta del Norte, iniciado por la compañía canadiense Aurelian Resources y comprado por Kinross Gold, ahora es propiedad de la compañía canadiense/sueca Lundin Gold (TSX: LUG). El proyecto de la mina se encuentra cerca de la frontera entre Ecuador y Perú, junto a las controvertidas minas Mirador y San Marcos, operadas por empresas chinas, en la región de la Cordillera del Cóndor, y se proyecta que procesará 3.500 toneladas de mineral diariamente para una producción anual de oro de 325.000 onzas de oro.
Aunque el proyecto aún no está en producción, el estudio revela cómo los proyectos de minería en etapa de exploración y desarrollo producen impactos directos, profundamente sembrados y duraderos en la vida de las personas.
Originalmente convencida por las promesas de la compañía minera junior que descubrió el depósito, la comunidad de El Zarza aceptó y esperó la promesa de "desarrollo". Ahora, el estudio nos dice que las personas miran con nostalgia el pasado e intentan atraer la nostalgia de los "tiempos antes de la minería" para alejarlos de su presente y futuro sombrío, un tiempo que los autores describen como oscuro y sin vida.
... [en cambio] hay una presencia cada vez más notable de camiones de volteo, camiones de carga y maquinaria pesada que viajan constantemente a través de la Cordillera, día y noche. El brillo de sus faros ha reemplazado al de las luciérnagas, las vibraciones han dañado la infraestructura de la comunidad, el polvo afecta el sistema de agua y la vida silvestre, sintiéndose desplazada, ha comenzado a afectar la vida cotidiana de manera significativa.
Los autores utilizaron la Investigación de Acción Participativa (PAR por sus siglas en inglés) para comprometer a la comunidad a completar una serie de monitoreo socio-ecológico de su entorno, e incluyeron una forma de socializar y construir no solo una base de datos extensa e importante, sino también la cohesión entre los miembros de la comunidad. Fernanda Soliz, la investigadora principal, tiene más de diez años de experiencia trabajando alrededor de Zarza.
El proceso de monitoreo duró un período de seis meses e involucró a todas las familias que viven en El Zarza. Hubo tres componentes: ecosistema (flora, fauna, tierra, agua, ruido, aire, río), salud familiar y bienestar psicosocial (conflicto social, organización social, violencia política).
Los Resultados
Los resultados revelaron que, contrariamente a las afirmaciones de la compañía de que la minería le daría vida y actividad a Zarza, el desarrollo de la mina estaba produciendo lo contrario, "el Zarza está desapareciendo":
Las familias de El Zarza sienten que sus manos están atadas. Conciben la minería a gran escala como un castigo. Viven en una forma de sumisión o esclavitud consensual, en la cual se ha convertido en la norma el pedir trabajo como trabajadores en condiciones de explotación subcontratadas y sin derechos laborales. Al aumentar el control y la regulación del uso productivo de sus territorios por parte del gobierno, y carecer de incentivos para la agricultura artesanal y la ganadería, las comunidades no pudieron garantizar su reproducción material y, gradualmente, la gente no vio otra opción más que irse.
Los autores han documentado la desaparición de las luciérnagas, importante para las prácticas culturales locales y las redes ecológicas en general, una disminución en la prevalencia de otras especies de flora y fauna. También observan una mayor presencia en el pueblo de especies depredadoras como pumas y jaguares, lo que los autores señalan es motivo de gran preocupación para los residentes.
Documentan un aumento en el estrés emocional y la ansiedad dentro de la comunidad y un temor de despojo violento.
También observaron cambios negativos significativos en lo que denominan los “cinco aspectos que estructuran las formas de vida”: producción, reproducción, consumo, organización social y relaciones con la naturaleza.
¿Y los más afectados negativamente por estos cambios radicales en las formas de vida? Los autores señalan:
Pudimos comprobar que las familias que tienen los niveles más altos de exposición dañina y cuya salud física y psicosocial son las más afectadas son aquellas cuyos medios de vida dependen del empleo de la empresa minera como trabajadores, en posiciones subcontratadas y en la minería artesanal, ya sea legal o ilegal.
Pero a pesar de las crecientes preocupaciones en torno al proyecto, la construcción continúa. El 14 de enero, Lundin Gold (subsidiaria de Lundin Group) reportó resultados positivos en el avance de la construcción en Fruta del Norte. A medida que crece su impacto sobre la tierra, existen preocupaciones definidas en cuanto a los tipos de impacto continuo que producirá esta expansión. Es importante señalar que otra empresa miembro del Grupo Lundin, Lundin Petroleum, ha sido vinculada a abusos contra los derechos humanos por parte del Swedwatch, por su trabajo en Sudán.
Dado que los resultados de este estudio ya pintan una imagen tan sombría del futuro para la gente de Zarza, MiningWatch Canadá está preocupado por las implicaciones que podría tener llevar la mina a la producción.
El resumen de los hallazgos del libro, traducido al inglés, se adjunta aquí, y puede descargar el estudio completo aquí, así como otros trabajos de los autores aquí.