El martes 22 de septiembre la empresa estadounidense Tesla celebró el Día de la Batería Tesla que coincide con la reunión anual de la junta directiva de la empresa. Tesla es el más importante productor de baterías de litio y autos eléctricos en Norteamérica, y tiene como accionista mayoritario al empresario Elon Musk, quien ha aparecido en los últimos años como un promotor de la llamada “transición energética” para impulsar la venta de sus productos. Las baterías de litio, al tener una capacidad de almacenamiento más eficiente que las fabricadas con otros minerales, han incrementando su demanda por parte de la industria automotriz y de aparatos electrónicos. Por este hecho, durante la última década el litio ha sido caracterizado por el Servicio Geológico de los Estados Unidos como un elemento “crítico” y las empresas mineras, la industria automotriz, y los gobiernos han comenzado a promocionar al litio como un metal “verde” esencial para la “transición energética”.
El énfasis mundial que se le ha puesto al litio, está provocando un proceso de especulación financiera, así como disputas por la obtención de fuentes de suministro entre los países Europeos y EEUU, frente a China y otros países asiáticos que actualmente dominan el mercado de este mineral. En este contexto, el nuevo Tratado de Libre Comercio (TMEC) firmado entre los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá, señala que las baterías de litio son un componente “esencial” para la industria interna, y determina un plazo de 3 años para alcanzar un 75% de contenido regional de litio para que estas baterías para autos eviten pagar aranceles. A raíz de este acuerdo, hace unas semanas se eliminaron en México los aranceles para la importación de autos eléctricos. Estas medidas para incrementar el consumo de productos de litio extraído en la región, sumadas al hecho de que la producción mundial está actualmente concentrada en Australia, Sudamérica y Asia; ponen más presión sobre los yacimientos de este mineral ubicados en México y Canadá, en los que algunas empresas están intentando instalarse para suministrar litio a la industria automotriz regional.
Un resultado en México de esta “fiebre de litio”, es una oleada de especulación que ha significado la concesión de grandes áreas en el país, con la finalidad de especular sobre su precio, inflar las reservas e incrementar el valor de las acciones de las empresas, lo que ha provocado el despojo de tierras en algunas comunidades. Actualmente existen en México 97 mil hectáreas concesionadas y 537 mil más en trámite, para la extracción de litio, repartidas en 36 proyectos controlados por 10 empresas. En su mayoría son empresas canadienses pequeñas al borde de la quiebra, que dependen mucho del proceso de especulación para generar recursos en la bolsa de valores de Toronto. De los 36 proyectos en el país, solamente el proyecto de la empresa Bacanora Lithium en Sonora, es el que ha avanzado en su desarrollo. Los demás se encuentran buscando financiamiento, tratando de encontrar un comprador o socio, o haciendo exploraciones básicas.
El proyecto Sonora, de la empresa Bacanora Lithium, tiene entre sus socios a la empresa japonesa Hanwa la cual firmó un acuerdo con Bacanora Lithium para el suministro del litio extraído durante los 10 primeros años del proyecto. Además de este acuerdo, el proyecto minero involucra a la compañía china Ganfeng Lithium como socia del mismo. En 2019, Ganfeng invirtió directamente en Bacanora Lithium y en el proyecto Sonora, convirtiéndose en dueña del 22.5% de las acciones del proyecto en México. Como parte del acuerdo de inversión, Ganfeng tiene derecho al 50% de la producción del carbonato de litio que se extraiga. Ésta relación del proyecto con la empresa Gangfeng, es sumamente importante debido a que esta compañía tiene acuerdos firmados directamente con Tesla. En 2015 Ganfeng Lithium firmó un acuerdo con Tesla para asegurar el suministro de litio para sus operaciones en la planta de baterías y autos que tiene en Nevada, EEUU en sociedad con la empresa Panasonic. La posible extracción de litio en Sonora, relacionada al crecimiento de industrias disfrazadas de verde como Tesla o la empresa japonesa Hanwa, generará los mismos impactos de siempre. Al ser un depósito de litio en roca, para este proyecto se utilizarán los métodos propios de la extracción minera a tajo abierto, que se acompañan de plantas de procesamiento y concentración con uso de reactivos químicos.
Este modelo se ve claro en las minas de litio de Chile y Argentina, en las que no existe información sobre los verdaderos impactos hidrológicos provocados por una extracción sumamente intensiva de agua, y en donde las empresas violan constantemente la libre determinación de los pueblos Indígenas, destrozado sus modos de vida ancestrales y en muchos casos provocado el despojo de sus territorios. La producción de baterías de iones de litio de empresas como Tesla, también han generado graves impactos en la República Democrática del Congo, en donde se extraen grandes cantidades de cobalto, otro mineral necesario para su producción. Esta supuesta “transición energética” sólo provocará el aumento de las zonas de “sacrificio” que el capitalismo requiere para sostener su modelo de consumo y enriquecimiento privado.
La “transición energética” promovida por el capitalismo verde, tiene una relación inseparable con el rubro minero. En un estudio reciente del Banco Mundial, se estima que la producción de minerales como el grafito, el litio y el cobalto deberá crecer un 500% hacia el año 2050 para satisfacer las necesidades de la llamada transición energética a escala mundial. La producción de baterías eléctricas como las que fabrica Tesla, podría generar un aumento en la extracción de hasta 250 millones de toneladas de minerales (principalmente grafito, níquel y cobalto) de aquí al 2050. Este aumento desbordado de la actividad minera para la “transición energética” no se limita al consumo de estos minerales, sino que incluye también otros más comunes como el cobre, el aluminio, la plata o el plomo, necesarios en grandes cantidades para la instalación por ejemplo de parques solares o eólicos. La apuesta de los gobiernos, bancos de desarrollo y empresas frente al problema que representa el cambio climático, se centra en una engañosa “transición energética”, que favorece y fomenta el extractivismo minero, que ha sido una de las actividades más depredadoras y problemáticas en términos de impactos socio-ambientales. Los actores responsables de la grave situación ambiental en la que nos encontramos, cínicamente se promueven como los salvadores del planeta con sus propuestas tecnológicas de minería verde o climáticamente inteligente.
Basta de engañar a los pueblos y a la opinión pública con estas falsas salidas “verdes”. Sus propuestas de “transición energética” no significan ningún cambio de modelo y repiten las mismas estructuras coloniales y de acumulación de capital que la industria minera reproduce en el mundo. ¿Cómo se puede hablar de una transición, cuando lo que se busca es un incremento acelerado de la extracción minera, para el aumento de las ganancias de estas empresas que sólo generan despojo e impactos a los pueblos y comunidades? Es el mismo modelo capitalista, al que ahora se quiere pintar de verde.
Red Mexicana de Afectadas/os por la Minería (REMA)
Fuente original: http://www.remamx.org/2020/09/comunicado-de-rema-el-litio-y-la-falsa-transicion-energetica/