(Ottawa/Montreal) Hoy, el Día Internacional de la Mujer, mientras sesenta mujeres del Valle de Siria en Honduras se manifiesten en Tegucigalpa, nosotras, mujeres de las organizaciones Desarrollo y Paz, Canadá y Alerta Minera Canadá, estamos presentes en espíritu y en solidaridad acompañando su lucha para la justicia con ustedes hermanas.
Las mujeres del Valle de Siria han vivido, desde el 2000, en los alrededores de la mina de oro a tajo abierto; San Martín, de la empresa canadiense Goldcorp, con sede en Vancouver, y a solamente dos años del cierre de la mina, sus cuerpos, o los de sus hijos y hijas, se encuentran con altos niveles de metales pesados, y se han presentado en sus comunidades una variedad de enfermedades, sobresaliendo particularmente respiratorias y de la piel.
Como mujeres, ellas tienen la responsabilidad por la mayoría del trabajo doméstico, así que ustedes y sus hijos y hijas son los más vulnerables a los impactos que pueden resultar de la contaminación por metales pesados en su entorno, por ejemplo a través de sus fuentes de agua. Altos índices de metales pesados como plomo y arsénico pueden terminar en una amplia gama de enfermedades, las cuales incluyen algunas formas de cáncer y afectaciones del sistema nervioso.
Deploramos el hecho de que el gobierno hondureño ha tenido conocimiento detallado sobre esta situación desde el 2007, a quien se le presentó las muestras de sangre e orina que revelaron índices de plomo en la sangre de las personas examinadas. Sin embargo, no fue sino hasta el 2011 que el gobierno divulgó los resultados del exámen que realizó la Dirección General de Medicina Forense Hondureña a través de su Laboratorio Criminalístico y de Ciencias Forenses, impidiendo ello la atención médica necesaria, porque la omisón de esa información no solo impidió que el estado asumiera sus responsabilidades de atención a las mujeres, sino además perversamente retardo que ellas tuvieran la oportunidad de buscar tratamiento médico por su propia cuenta. No obstante, seis años después las mujeres continuan sin información y sin la atención médica tan importante tanto para ellas como para los integrantes de sus familias y el resto de sus vecinos.
Declaramos nuestro total respaldo a la demanda legítima de las mujeres del Valle de Siria, y exigimos que el gobierno hondureño asuma su responsabilidad para llevar a cabo estudios epidemiológicos comprehensivos y nuevos examenes de sangre y de orina y después de realizar estos, e informar los resultados, se haga total e inmediatamente responsable de brindarles la atención médica debida. Es una obligación del gobierno hondureño asegurar el estándar más alto posible que garantice la salud física y mental, según los tratados internacionales que Honduras ha ratificado, y según la constitución Hondureña que garantiza el derecho a vivir en un medioambiente sano.
Así también, exigimos se lleve a cabo una investigación plena e imparcial sobre la fuente de contaminación para determinar el grado de responsabilidad que tiene la operación San Martín de la empresa minera Goldcorp, para luego, basados en los hallazgos, requerir que la empresa brinde la indemnización debida a las mujeres, sus familias, así como la mitigación de los daños a las comunidades, sus bienes naturales y su territorio.
Una respuesta urgente es necesaria hoy en día ante la aprobación de la nueva ley minera acordada por el congreso hondureño a finales de enero 2013, con asistencia técnica financiada por la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional. La implementación de esa legislación incentivará la activación de cientos de concesiones mineras, muchas de las cuales están en manos de empresas canadienses, lo cual ya está generando un estado de inseguridad en las comunidades afectadas en diversas partes de Honduras debido a la contaminación ambiental y los impactos sobre la salud pública que se han manifestado en el Valle de Siria, así como en otros lugares del país.
Respaldamos la demanda urgente para la derogación de la ley minera aprobada sin considerar las propuestas de la sociedad civil hondureña que buscaron garantizar el derecho de decidir sobre las actividades mineras en sus comunidades antes de su inicio, garantizar su abastecimiento de agua para usos comunitarios antes de cualquier uso industrial, y que se prohiba la minería a tajo abierto, lo cual se ha visto poner en gran riesgo la salud de las comunidades afectadas.
Queridas hermanas, mujeres del Valle de Siria, les mandamos nuestros saludos por su lucha digna, su valor y determinación para demandar lo justo, y reafirmamos nuestro compromiso para seguir en solidaridad con ustedes.