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Una coalición diversa y comprometida frente a la amenaza de Caldas Gold en Marmato, Colombia

El siguiente blog invitado fue escrito por Elizabeth Ferry, Profesora de Antropología en la Universidad de Brandeis, ubicada en Waltham, Massachusetts, Estados Unidos. Ella ha seguido investigaciones sobre la minería en Latinoamérica desde 1996. Con Stephen Ferry, es autora de La Batea, un libro de textos y fotografías sobre la minería de pequeña escala en Colombia (Editorial Icono/Red Hook Editions,2017, disponible aquí).

En Marmato, Caldas, Colombia, una coalición diversa y comprometida resiste la invasión de la empresa Canadiense Caldas Gold (Aris Gold), en defensa de su territorio y  cultura ancestral. 

Marmato, Caldas, municipio ubicado en la zona aurífera del centro de Colombia, tiene una economía activa basada en la minería de pequeña escala, realizada con prácticas y modos de vivir tradicionales. Su registro histórico data desde 1536.  El municipio cuenta con una población descendiente de precolombinos Cártama, de africanos esclavizados y libres, y de españoles y otros europeos que llegaron a laborar los yacimientos de oro en la zona. 

Marmato ha enfrentado amenazas de invasión y expropiación por casi dos décadas, empezando con la llegada de la empresa Medoro Resources y después de Gran Colombia Gold en 2006. La empresa en ese tiempo tenía un plan de desplazar toda la población de la parte alta del Cerro el Burro (la montaña sobre que Marmato se asienta) a un nuevo asentamiento, tumbar la montaña y construir una mina a cielo abierto, con una vida útil de 15-20 años. 

Un movimiento social robusto, respaldado por el consejo municipal —y y un contexto favorable de bajada en el precio de oro después de 2012—pudo enfrentar la amenaza del proyecto minero con éxito.  En 2017, en un fallo de referencia (la sentencia SU-133) la Corte Constitucional de Colombia paro el proyecto por falta de la consulta previa libre y abierta con las comunidades de base indígenas y afrocolombianos en el municipio.  

Una Invasión Lenta

Cinco años después, la multinacional, ahora Aris Gold (operando en Colombia bajo el nombre Caldas Gold) intenta comenzar una nueva invasión, como en cámara lenta, contra los mineros ancestrales y la comunidad.  En este sentido, cabe destacar lo siguiente:

  • La Agencia Nacional de la Minería ha prorrogado el permiso de Caldas Gold para exploración y producción por 30 años, con una expansión de producción planeada de 900 toneladas a 5000 toneladas diario. Dicha expansión no incluye ningún cambio en el plan ambiental y no cuenta con la consulta previa estipulada en el fallo constitucional SU-133 de 2017. 
  • La empresa está construyendo un túnel de 5 x 5 metros (la Rampa de Ventilación “El Higuerón”) para la expulsión de los gases tóxicos producido por sus proyectos. El túnel se localiza solo a 120 metros del casco urbano, cerca de los sectores Urbarbá y Ranchería. En julio de 2022, cuando el túnel estaba en curso de construcción, las detonaciones sacudían la zona, causando daños estructurales en al menos 11 casas, y asustando a los habitantes.  
  • La figura legal de la servidumbre minera (Resolución No. 180102 de 2012) se ha activado por primera vez en Marmato. Bajo esta figura, la empresa puede obligar a los dueños de propiedades privadas a entrar en negociaciones para el uso de sus predios por la extracción, beneficio o transporte de mineral. El dueño no tiene ningún medio legal para negarse a entrar en estas negociaciones. 
  • La empresa Caldas Gold está utilizando tácticas injustas e irrespetuosas en las negociaciones que hacen por la servidumbre minera. Por ejemplo, la empresa suele proveer solo unos pocos días o incluso unas pocas horas para negociar antes de poner el caso en frente de un juez, que muchas veces falla a favor de la empresa. También la empresa está apresurando a los dueños para firmar contratos, en un contexto de disparejo de información. La movilización de esta figura de la servidumbre minera está preparando el terreno para una invasión continua y arrolladora de territorio y el desplazamiento eventual de los ciudadanos.  

Esta nueva invasión es tal vez menos obvia, porque es más gradual que una mina de cielo abierto. Sin embargo, en pocos años puede provocar la destrucción del municipio, su economía y cultura.

Fuerzas Vivas Marmato

Para defender el pueblo y el territorio, el grupo Fuerzas Vivas Marmato realiza movilizaciones pacificas, manifiestos, ruedas de prensa, y mesas de concertación entre otras acciones. Fuerzas Vivas Marmato es una coalición diversa y comprometida conformada por los mineros tradicionales, el sindicato que representa los trabajadores de Caldas Gold, las comunidades indígenas y afrocolombianos, y otros ciudadanos preocupados por la vitalidad económica y cultural de este lugar único. Hasta el momento se han realizado dos mesas de concertación entre Fuerzas Vivas Marmato y la compañía, pero la última se  ha negado a frenar los proyectos para dar paso a un proceso de consulta y para la consideración de los impactos sociales y medioambientales. 

Durante una rueda de prensa en Manizales en junio de 2022, Nancy Elena Castro Giraldo, integrante de Fuerzas Vivas Marmato y autora del libro en proceso Marmato, mi Pueblo Ancestral y Colonial: Su Historia un Legado, explicó que “las minas de Marmato fueron empeñadas a la corona inglesa en 1825 para pagar la deuda de la guerra de independencia. Colombia le debe mucho a Marmato.”  

Castro continuó, “No hay grupos armados aquí—somos libres de este tipo de violencia.” El ambiente tranquilo en Marmato, muy fuera de lo normal en las zonas mineras en Colombia, se atribuye a la presencia de pequeñas propiedades, una tradición de acoger a foráneos, y a una taza de desigualdad relativamente baja. La economía local se basa en la minería tradicional, seguida por la arriería, el pequeño comercio, y la agricultura. 

Caldas Gold, quien actúa con el apoyo de las autoridades nacionales, departamentales y municipales, pone en riesgo todo esto con sus practicas actuales. 

Minería SÍ, pero no ASÍ

Fuerzas Vivas Marmato no está pidiendo que la empresa se vaya del municipio, ya que una gran parte de la población ahora depende del trabajo que la empresa ofrece. El grupo busca que la empresa pare sus actuales proyectos para poder tener un dialogo abierto, donde se comparta información y se pueda participar en un proceso de consulta previa con las comunidades de base indígenas, afrocolombianas y con los mineros tradicionales.

Asimismo, Fuerzas Vivas Marmato busca el apoyo firme de las autoridades de todos los niveles de gobierno para que estos defendiendan los derechos de los ciudadanos. A pesar de los esfuerzos de Fuerzas Vivas Marmato de establecer una vía de dialogo con la empresa, ésta persiste con sus proyectos de la rampa “El Higuerón” y con los contratos bajo la figura de servidumbre minera. 

Estos hechos son una invasión que podría perjudicar a Marmato, causando daños al pueblo y desplazando a sus habitantes en unos pocos años.